Hace dos días terminó The End. El mar de lágrimas en el que estábamos ahogados y la tristeza y depresión que teníamos sentadas a nuestro lado, hicieron que no nos planteáramos una cuestión muy seria: ¿Dónde está Walt?
Sabía que la solución la tenía en casa, pero no me acordaba dónde estaba. Había jugado con un libro cuando era pequeño, y ese libro era la clave de todo. Después de horas de búsqueda y de pasarme de borde con mi abuela (¡lo siento abuela!), lo encontré. Encontré el libro. La revelación. Disfrutad de su portada. Mañana disfrutaréis de su interior.
miércoles, 26 de mayo de 2010
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